domingo, 26 de agosto de 2007

LA CASA IMPERIAL Y LA IGLESIA PIDEN UN EXHAUSTIVO EXAMEN DE LOS RESTOS DE LOS POSIBLES HIJOS DEL ZAR


Recientemente se informaba de la localización en un bosque cercano a Yekaterimburgo -donde fue asesinado el Santo Zar Nicolás II junto a toda su familia y algunos miembros de su séquito- de unos restos que podrían corresponder al Zarevich Alexéi y a su hermana la Gran Princesa María. Según EFE, a través de Terra, se comunica que tanto la Casa Imperial como la Iglesia ortodoxa rusa han solicitado a las autoridades responsables de la identificación de los restos que se sea exhaustivos en el análisis de las osamentas. Transcribimos aquí la noticia al completo.


La Casa Imperial rusa y la Iglesia Ortodoxa acogieron con prudencia el hallazgo de los presuntos restos de dos de los hijos del último zar de Rusia, Nicolás II, ejecutados todos por los bolcheviques, y pidieron un estudio exhaustivo de las osamentas.'La Gran Duquesa María Vladímirovna Románova ha recibido con cautela esta noticia', señaló el jefe de la cancillería de la Casa Imperial, Alexandr Zakátov, en declaraciones difundidas hoy por el diario 'Kommersant' y otros medios.


Un grupo de arqueólogos anunció esta semana el hallazgo en un bosque cerca de Yekaterimburgo, en los Urales, donde en 1991 fueron encontrados los restos del grueso de la familia imperial, de fragmentos de esqueletos de otras dos personas, con signos de múltiples fracturas.


Serguéi Pogorélov, subdirector de investigaciones arqueológicas de la región de Sverdlovsk, dijo que su equipo considera que son los restos del zarevich Alexéi, heredero al trono ruso, y su hermana, la gran princesa María, que hasta ahora no habían sido hallados.


Además de trozos de hueso, los arqueólogos encontraron dientes, balas de diverso calibre y trozos de cerámica, lo que confirmaría que esos cuerpos, al igual que los del resto de la familia real, tras el fusilamiento habrían sido destruidos, en particular rociados con ácido sulfúrico.


La familia imperial fue fusilada por los bolcheviques la madrugada del 17 de julio de 1918 en el sótano de la Casa Ipátiev de Yekaterimburgo, donde Nicolás II, que había abdicado del trono el año anterior, había sido confinado con los suyos.


Los presuntos restos del zar y ocho de sus familiares y personas de confianza fueron hallados en 1991, y tras ser identificados, fueron enterrados con mucha pompa en 1998 en la fortaleza de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo, pero los de Alexéi y María no fueron encontrados entonces.


Sin embargo, Zakátov subrayó que María Románova, actual cabeza de la Casa Imperial residente en España, no reconoce la autenticidad de los llamados 'restos de Yekaterimburgo', a los que el Gobierno ruso declaró pertenecientes a Nicolás II y su familia con una probabilidad del 99,99 por ciento.


'Confiamos que esta vez se establecerá la verdad y no se repetirá el espectáculo político que tuvo lugar en 1998', sobre todo teniendo en cuenta que la Iglesia Ortodoxa Rusa canonizó en 2000 al zar y a su familia como 'mártires del comunismo', subrayó Zakátov.


Guerman Lukiánov, abogado de la Gran Duquesa, dijo a la agencia Interfax que María Románova considera necesario realizar un examen exhaustivo de los restos hallados, ante todo genético, para comprobar su posible pertenencia a la dinastía de los Románov.


'Hasta que no se lleven a cabo todas las investigaciones pertinentes y no se dé respuesta a los interrogantes pendientes, no se puede hablar de la autenticidad de los restos', indicó Lukiánov y añadió que esto también se refiere al resto de la familia imperial.


A diferencia de la Gran Duquesa, el príncipe Nikolái Románov -el mayor de los descendientes y familiares del zar que sí aceptó el anterior peritaje y asistió a los funerales en 1998-, dijo que se inclina a dar crédito a los arqueólogos, cuyo hallazgo calificó de 'un acontecimiento deseable'.


'No obstante, hay que tener plena seguridad, por lo que el Estado ruso debe llevar a cabo una minuciosa investigación, como se hizo antes de 1998', dijo el príncipe en París a la agencia Itar-Tass.


La Fiscalía de la región de Sverdlovsk anunció ayer oficialmente que reanudaba la investigación iniciada en 1993, mientras la Iglesia Ortodoxa pidió asimismo la realización de un minucioso examen.


'Quisiéramos que el peritaje sea efectuado de una manera más minuciosa que como se hizo con los 'restos de Yekaterimburgo', que la Iglesia no reconoce como de la familia imperial', declaró el obispo Mark de Yegorievsk, del Patriarcado de Moscú.


El padre Vladímir Viguilianski, portavoz del Patriarcado, explicó que 'la Iglesia no puede equivocarse, para no inducir en la adoración de falsas reliquias'.


Nikolái Nevólin, jefe del departamento forense de la región de Sverdlovsk, aseguró que sus expertos realizarán un examen genético molecular de los restos para definir su edad y sexo y comprobar su pertenencia a los Románov.


Estos estudios, que podrían concluir en diciembre próximo, permitirán además comprobar si los restos contienen el gen de la hemofilia, enfermedad que padecía el zarevich, subrayó.


Según el informe oficial, los nueve esqueletos hallados en 1991 eran los de Nicolás II, la emperatriz Alexandra, las princesas Olga, Tatiana y Anastasia, Yevgueni Botkin, médico de cabecera de la familia real, Ana Demídova, doncella de la emperatriz, Alexéi Trupp, ayuda de Cámara del zar, e Iván Jaritónov, cocinero de la familia.

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