sábado, 17 de mayo de 2008

PARA LA REFLEXIÓN Y LA MEDITACIÓN (6)

"Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor" (Jn 5, 14). El pecado no sólo alcanza el alma, sino también el cuerpo del hombre. En ciertos casos, esto es manifiesto. En otros, esto es menos evidente, pero la verdad que permanece es la siguiente: las enfermedades del cuerpo encuentran su raíz en el pecado. El pecado nace en el alma y la hace enferma. El cuerpo obtiene su fuerza del alma: también, un alma enferma no puede proporcionar una vida sana al cuerpo.

San Teófano El Recluso

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